Los tesoros y las riquezas de Kapuscinski

Los estudiantes de periodismo de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche pudieron acercarse a la figura de  Ryszard Kapuscinski a través de la conferencia que Beata Nowacka ofreció en la UMH el pasado miércoles 21 de noviembre. «Los tesoros son las noticias» aseguraba Kapuscinski, quien definía la profesión de periodista como una vocación y no un trabajo.  Para él, el periodismo llevaba implicita una misión, la de dar voz a todos aquellos que no la tenían. El uso de numerosas fuentes conduce hacia la credibilidad, que era consideraba por el periodista como «la mayor riqueza de un buen profesional». El polaco puso en práctica toda esta combinación de premisas lo que le convirtió en uno de los mitos del siglo XX.

Beata Nawacka es profesora de la Universidad de Silecia, en Katowice (Polonia) y también es una de las mayores expertas de la vida y trayectoria de Kapuscinski. De hecho, en 2011 publicó junto con Zygmunt Ziatek la obra Kapuscinski, una biografía literaria. La polaca ensalzó la obra de Kapuscinsky en todos sus ámbitos. «Escribía para dar voz a los pobres. Para sensibilizar nuestras conciencias», señaló la biografa. A pesar de que en el mundo del periodismo al polaco se le puede considerar un animal de la comunicación a lo largo de su vida también ejerció como historiador, ensayista, escritor, poeta e incluso llegó a impartir clases universitarias. Algo que no es de extrañar porque si se analiza su trayectoria profesional pues pocos podrán inculcar como él los valores del periodismo ético y comprometido a los jóvenes.

Para entender porque Gabriel García Márquez lo definió como el mejor periodista del S. XX hay que remontarse a sus inicios. Kapuscinski comenzó su labor periodística coincidiendo con el fin del colonialismo en África. Lo que le llevó a ser corresponsal de todo el continente durante unos cuantos años. El periodista siempre decía que «para poder contar los hechos primero tenía que experimentar las cosas por el mismo» quiza fue esa premisa suya la que le llevó a estar presente para poder contar al resto del mundo más de 27 revoluciones en distintos países.

Si en África se decantó por visitar y transmitir las noticias de los países con regímenes políticos más exóticos en América del Sur, donde también fue corresponsal durante un tiempo, se esforzó por transmitir a Polonia la realidad de aquellos países que eran tan desconocidos por la Europa del Este de los años 70.

Además, Nowacka señaló que Kapuscinski «cambio el periodismo y lo convirtió en litaratura» y recordó todos los premios profesionales que recibió a nivel internacional. La autora de la segunda biografía de Kapuscinski criticó la primera obra en la que se intentó reflejar la vida del polaco. «En Kapuscinski non fiction el escritor Domoslawski se centró en intentar encontrar algún error en su obra», sentenció la polaca. En cambio, en su libro los focos claves de la historia son los momentos de evolución del periodista y no los de equivocaciones. A su juico, Domoslawski se perdió el encanto y la magia buscando los errores.